miércoles, 28 de octubre de 2015

Los muchachos comunistas

Los muchachos comunistas

Ensayo. Korn y Trímboli rescatan la figura de Alfredo Varela, autor de la novela que dio origen a “Las aguas bajan turbias”, y su relación con Hugo del Carril.

POR ISIDORO GILBERT

Hugo del Carril, actor y cantor de tangos pero también de la versión grabada de la Marcha Peronista, leyó el libro que escribió Alfredo Varela, El río obscuro,acaso a finales de los 40. Se entusiasmó tanto que decidió llevarlo a la pantalla, pero las principales negociaciones con Varela las debió realizar en la cárcel de Villa Devoto, donde el autor, comunista, cumplía una larga reclusión, en parte junto a Atahualpa Yupanqui, entonces también del PCA, acusados de “orinar” a la salida de una actividad en la embajada de la URSS.
Varela publicó su libro en 1942 en la editorial Lautaro, cercana a sus ideas políticas, que fue precedido por notables notas que sobre la situación de los trabajadores de los yerbatales que escribió en el sensacionalista Ahora y más tarde en el comunista La Hora . Puede que aquellos artículos hayan sido el borrador de lo que iba a ser El río… . A Misiones había viajado instado por Marcos Kaner, una leyenda de las luchas en el Alto Paraná: fundó sindicatos y llevó por allí las ideas del comunismo.
De esta conjunción de un escritor comunista y la voz de la marcha más famosa se corporizó el filme Las aguas bajan turbias , estrenada en 1952 con éxito, el mismo que ya había alcanzado el texto aquí y en el exterior, con traducciones a varios idiomas.
Guillermo Korn, ensayista y docente, y Javier A. Trímboli, profesor de historia, vieron en esa novela muchas vetas para analizar. Una que no es menor: ese encuentro a principios de los 50 entre esas dos personas cuando el peronismo estaba en auge (entre muchísimas cosas) por haber rebanado al comunismo de los sindicatos que ellos habían impulsado con suceso entre 1926 y 1943, como lo demostró Hernán Camarero en un ensayo sobre el tema.
Así, trama y novela son desmenuzadas por Korn y Trímboli en Los ríos profundos. Hugo del Carril/Alfredo Varela: un detalle en la historia del peronismo y la izquierda(Eudeba). Hay erudición en este palimpsesto –como lo define Horacio González en su prefacio–; la información es volcada con precisión: yergue como dato mayor el haber recuperado para la historia la novela –sin duda una de las mejores que se han escrito en el país–, a su autor que se limitó a esa sola porque lo suyo fue la militancia comunista y sólo incursionó en libritos menores o en poesía.
Del Carril tiene su fascinación. De cantar sin aparecer en Los muchachos de antes no usaban gomina (1937) el tango Tiempos Viejos , convertirse en galán, ser la voz de la Marcha Peronista, se introdujo en el cine donde la temática social fue casi excluyente. Filmó entre otros, Las Tierras blancas de Juan José Manauta (otro comunista), y se rodeó en sus producciones de guionistas y técnicos exiliados por ser republicanos cuando la Guerra Civil Española.
Este encuentro Varela-Del Carril da pie a los autores a hurgar el libro, su época, el historial comunista y en su desencuentro con el movimiento que encabezaría Perón en 1945. Se trata de un hecho excepcional; no son vidas paralelas sino un cruce momentáneo que provocó en el aparato estatal remezones. Apold, el controlador ideológico, trató de impedir el proyecto que tuvo respaldo del Presidente.
El río oscuro no es para los autores expresión del realismo socialista, como lo calificó enContorno , Noé Jitrik. “Realismo naturalista”, define González a esa novela de fuste.
El relato de Varela es pródigo en describir el régimen de explotación de los trabajadores de la yerba mate y un momento cargado de tensión es aquel cuando dos personajes, los hermanos Morey-ra, se abren paso a balazos para escapar del infierno verde. Son expresiones para los autores “de un tipo de rebelión que se ha quedado sin futuro (pero) hay material suficiente para forjar una identidad de clase, para constituir al sujeto que avance por empezar en el cumplimento de la ley que ponga freno a los excesos de la explotación. Al concluir las entregas no quedan demasiadas dudas sobre lo inconveniente que sería esperar que la solución provenga de los mismos mensús”. Entonces, parecen decir Korn y Trímboli, que esto se revertiría cuando llegue el coronel y mande guardar. Es el enfoque que tiene el trabajo minucioso e inteligente pero reivindicando a Varela como prominente escritor.

lunes, 19 de octubre de 2015

El ARTE del fútbol - Fontanarrosa

Córdoba se vuelve drama

Córdoba se vuelve drama

Teatro. En estos días el Festival Internacional Mercosur convierte plazas, museos, empresas, hoteles, centros culturales, boliches y hasta la cárcel de la ciudad en dramaturgia y escenario.

POR IVANNA SOTO. ENVIADA A CORDOBA


El espectador del Festival Internacional de Teatro Mercosur es diverso. Es el que ocupa seguido las localidades del Teatro Real pero también el que, de pasada, interpreta una obra en la plaza San Martín –con auriculares que le permiten actuar, con algún desconocido que anda por allí, un texto que le dictan al oído– (Karaoke para 2 , de la compañía mexicana Teatro de Babel - Cero Varo A.C.). Es el que recorre y resignifica el Centro de la ciudad de Córdoba protagonizando un juego de espionaje, guiado por las acciones pautadas a través de un mp3 (Audiotour Operación 7.02, de la compañía germano cordobesa Bineural-Monokultur), y también el espectador que vive en un barrio y descubre en el centro cultural cercano que el teatro puede trasladarlo hacia otros mundos. Aquel que vive en la cárcel y encuentra en el teatro, con la llegada de una bella historia de amor y humor, al menos, una distracción (Teoría de la comedia romántica, del grupo salteño Habemus teatro).

El que se hospeda en un hotel y se entera de que en la habitación contigua están dando una obra que sucede en tres ciudades a la vez: Buenos Aires, Florianópolis y Bremen, vía Skype, con públicos simultáneos (Odiseo.com, coproducido por el CELCIT y la brasileña Experiencia Subterrânea). El que va a una sala y se encuentra con el escenario completamente cubierto de panes de hamburguesa y la escucha de los nueve movimientos de la pieza de Joseph Haydn, Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz , interpretados por el pianista Marino Formenti desnudo, lo obliga al redescubrimiento del trascurrir del tiempo ( Gólgota picnic , de la compañía francesa Humain Trop Humain).

Y no hay que olvidar al que, como siguiendo un ritual, todos los viernes por la noche va a ver a la Mona Giménez y un día se topa con la Comedia Cordobesa que, en una versión breve del melodrama Eran cinco hermanos y ella no era muy santa, le canta cuarteto y le cuenta una historia que conoce y le pega en la cara de frente (esa noche, la de la inauguración del Festival en el Monumental Sargento Cabral, hubo más de 8.000 personas).
Queda claro: el espectador aquí es el centro. En términos de política cultural, la visión fundamental del Festival de Teatro Mercosur es llegar a la gente. Y específicamente, llegar a esa gente que está bien alejada del circuito teatral. Esa realidad es consecuente con la historia que lo antecede: la creación del Festival Latinoamericano de Teatro –creado por Carlos Giménez y suspendido luego de la llegada del gobierno de Ramón Mestre al poder a mediados de los 90.

El Mercosur es una festividad valorada como todo aquello que se recupera después de mucho esfuerzo. Los contextos sociopolíticos son bien diferentes, pero se podría afirmar que, en sus primeras ediciones –en los 2000 tuvo 60.000 espectadores en 10 días y en 2001, 83.000 en 15 días–, se lo recibió casi con la misma energía con la que el Latinoamericano festejó la revolución expresiva de la democracia en 1984. Córdoba así fue pionera en la vuelta del teatro a la calle y la retroalimentación cultural. Diez ediciones después, aunque algunos años menguó la llegada al público, el espíritu sigue vigente.
Vale aclarar que, contra lo que suele abundar en el FIBA en Buenos Aires, este no es un festival para aquellos que quieren quedarse sentados y ver qué sucede en escena. Aquí hay que poner el cuerpo, cambiar los roles y traspasar límites para generar experiencias que difícilmente alcanzan la calidad escénica de algunos grupos sobre tablas, pero ganan en otro terreno: la experimentación. Por eso las salas son teatros pero también plazas, museos, boliches, hoteles, empresas, centros culturales y hasta la ciudad misma, como dramaturgia y escenario.
En la programación, se celebra que casi no haya producciones de Buenos Aires, sino de Neuquén, Santa Fe, Catamarca, Salta y, por supuesto, Córdoba. Las obras del exterior –de Italia, España, Alemania y Francia, de Canadá y México, de Brasil, Chile, Paraguay y Ecuador, de Corea del Sur–, contribuyen al choque de culturas y permiten contrastar el simbolismo en la bellísima puesta de Fausto I + II de la joven compañía coreana Haddanse Theatre –que da cuenta de otra forma de construir metáfora a partir de la historia de Goethe–, con el teatro narrativo de Cadena de Montaje , por la compañía canadiense Le Carrousel, y los diferentes modos de poner un cuerpo en movimiento de la francesa Marie-Louise , por la Compagnie l’Eolienne.
Por otra parte, hay otra característica que va de la mano de lo anterior: la expansión. Si bien el foco es Córdoba capital, las obras recorren 18 localidades del interior provincial en pos de descentralizar las artes escénicas. Lo dice Raúl Sansica, director del Teatro Real y de este festival, uno de los más grandes del país: “Partiendo de la idea de que el arte es el espacio catalizador que permite la convivencia de lo heterogéneo, tratamos de llegar a todos los rincones de nuestra geografía.

 Nuestra provincia ha crecido exponencialmente y esto dificulta el diálogo entre sectores y el reconocimiento de la pertenencia a una unidad que nos contiene. Recuperar la noción festiva y hacerla extensiva a toda la comunidad como una obligación del Estado y un derecho ciudadano es su función más importante y es lo que se profundizó a lo largo de estas ediciones”.
Los primeros cinco días de festival –desde su inauguración el pasado 2 hasta el cierre de la edición de esta revista– pasaron más de 20 mil espectadores por más de 45 actividades (además de obras, charlas, talleres, jornadas y presentaciones de libros). Para su final el domingo 11, se augura más del doble. Mientras tanto, los espectadores seguirán transitando mutaciones que los llevarán a los lugares más inesperados. Y eso ya es una fiesta.

sábado, 17 de octubre de 2015

Ilegales, truchos y malos

Ilegales, truchos y malos

Matías Dewey. Una investigación inusual y exhaustiva sobre La Salada y los desarmaderos del Conurbano revela redes clandestinas, en un fluído sistema de mafias y autoridades de todo nivel.

POR HECTOR PAVON


El Conurbano bonaerense es territorio de ficciones pero cruzadas con realidades muy duras. Hacia allí se dirigió el sociólogo y politólogo argentino Matías Dewey para investigar dos íconos de la economía informal y delictiva: la feria La Salada y los desarmaderos de autos cruzados por el papel de las autoridades: con y sin uniforme. Dewey hizo estas investigaciones becado por la Fundación Alexander von Humboldt y el Instituto Max Planck para el Estudio de las Sociedades. Viajó varias veces desde Alemania hasta el Sur del Gran Buenos Aires para realizar su trabajo de campo. Estuvo siete meses en 2013 en La Salada, trabajó en un taller con una familia, como carrero en la feria y de ese modo realizó más de 100 entrevistas en profundidad con diversos actores del mercado.

Esta entrevista se hizo por escrito y por teléfono. Algunas preguntas fueron respondidas durante el vuelo que llevó a Dewey de Alemania a Estados Unidos donde se instalará temporalmente en la universidad de Austin para trabajar con Javier Auyero.
–Teniendo en cuenta el panorama que usted describe e interpreta ¿Qué nos distingue negativamente de países similares al nuestro?
–No hay nada que sea particular de la Argentina. En Italia, Rusia, varios países africanos e incluso en Estados Unidos, ha existido (o existe) la mafia. La mafia crea un orden social basado en la venta y compra de protección a la que convierte en necesidad, en un servicio por el cual cobra; y esto sucede porque las instituciones formales no son capaces de ofrecer protección legal y efectiva. El lugar de esas instituciones es ocupado por otra instancia y a la protección (de diverso tipo) la suministra una organización extra-legal porque el Estado no puede o no quiere hacerlo. Todos confían muy poco en los demás y, para reducir el riesgo de ser perjudicado, se contratan los servicios de grupos (mafiosos) que son muy efectivos a la hora de amenazar y aplicar la violencia. Este comportamiento mafioso es observable en ciertos sectores del Estado.
–¿Por qué sostiene que en el orden clandestino no hay caos?
–Porque la protección mafiosa es un mecanismo que no es disruptivo sino que es un “acuerdo” que promueve otros. Ante la necesidad de querer accionar por fuera de la ley y ante la correspondiente necesidad de protegerse de ella, existe alguien que ofrece la posibilidad de hacerlo, es decir protección. No es que los delincuentes encuentran a representantes estatales apegados a la ley sino que encuentran a funcionarios dispuestos a suspender la ley en ciertos sectores (zonas liberadas) o por un lapso. La venta de protección, entonces, hace que los intercambios económicos ilegales se reproduzcan. El fenómeno es disruptivo en la medida que genera efectos negativos: aumento del consumo de drogas con todo lo que eso conlleva, predación de fauna y flora salvaje, aumento del robo de autos, de tráfico de personas, expansión de talleres clandestinos, etc.

Pero no sólo existe una gran demanda de protección por parte de grupos que operan en mercados ilegales, sino que los mercados ilegales son tolerados porque ofrecen beneficios: ropa barata, trabajo informal, autopartes económicas, prostitución, drogas, etc. Y las autoridades sacan provecho de dichas “externalidades” o efectos positivos. La ferialización del espacio público es un claro ejemplo de autoridades que permiten violar diversos tipos de reglamentos para poder gobernar, esto es, entre otras cosas, generar y promover empleos informales. Y además alientan la formación de pequeñas mafias que están en contacto con la policía y dirigentes políticos. En el fenómeno de los desarmaderos puede verse algo similar. Por un lado es producto de una doble moral de la población que consiste en quejarse de los robos y, al mismo tiempo, de beneficiarse silenciosamente de autopartes más baratas. Por otro, se trata de un negocio que los gobiernos han tolerado porque hay un acuerdo previo respecto del gobierno de la seguridad. Esto es: los gobiernos han delegado el problema de la “mantención del orden público” en las fuerzas de seguridad y a cambio les han dejado “cajas” con las que la policía tradicionalmente ha completado sueldos magros y ha mantenido la infraestructura.
–¿Cómo vio La Salada? ¿Es una metáfora, una representación a escala de la Argentina?
–La Salada es, en muchos sentidos, una Argentina. Existe una gran hipocresía cuando la forma de describir ese lugar es desde la moral y las normas y, al mismo tiempo, gran parte de la población se beneficia de esa economía informal e ilegal. Es una economía que ha funcionado de colectora de gente, primero de aquellos que perdieron con la hiperinflación, luego con la crisis de 2001 y, ahora, con la economía en crisis. Es la confluencia de problemas profundos que no se han querido o podido enfrentar: una migración descontrolada, una urbanización sin ninguna planificación, una política partidaria oportunista y venal, la falta generalizada de títulos de propiedad, etc. Y bajo esas condiciones creció una economía que necesita de todo eso para poder ofrecer productos baratísimos y cada vez más necesarios para sectores empobrecidos.
–¿Qué significa que un funcionario haya admitido que si no fuera por La Salada, “nuestra gente no tendría donde vestirse”, como cita en el libro?
–Primero, que el gobierno sustenta sus políticas en la economía de La Salada. Es como decir, si no fuese por Villavicencio nuestra gente no tendría agua. Segundo, es admitir ser impotente frente a un problema y “tercerizar” su solución. Tercero (y creo que es lo peor), es mostrar que los funcionarios están dispuestos a violar las normas del Estado al cual representan si consideran que es necesario. El representante del Estado no distingue, o no quiere, entre una industria legal y otra ilegal.
–¿No cree que La Salada es también un lugar de resistencia de la cultura popular que se expresa a través de sus consumos?
–Antes que un lugar de resistencia, La Salada es un lugar que expresa un deseo de “acceso” a bienes y servicios. Existe un creciente sector de la población que no accede a bienes y servicios básicos. La política de los últimos años no ha logrado revertir el proceso de segregación de sectores de la población. Y aunque este no es un problema específicamente argentino (el de la brecha incluidos/excluidos), sí parece ser argentino el omitir una discusión honesta y apegada a lo que sucede y no hiperideologizada. La Salada ha permitido dar estabilidad y una fuente regular de ingresos a muchísimas personas. Familias y trabajadores –afectados por sucesivas crisis– encontraron la posibilidad de progresar, aunque en proporciones muy por debajo de lo que podría pretender un miembro de clase media.

La Salada no está afectada por las crisis de la economía formal. Es más, se beneficia de las inestabilidades de ella. Ejemplo: el mejor año de La salada fue el 2001, mientras la economía formal se hundía. Me cuesta considerar que los consumos de productos de La salada respondan a una suerte de resistencia popular. Todas las personas que he entrevistado se comprarían una prenda original si pudiesen. Además, la palabra “resistencia”, al traer a la memoria resistencias políticas o militares, parece sugerir cierta organización o acción colectiva que en La salada es totalmente inexistente. El deseo de “acceso” incluye el deseo de acceder a ser parte de la sociedad a la cual la gente de La Salada siente que no pertenece totalmente.
–¿La Salada está del “otro lado” de la ciudad?
–Entre la CABA y La Salada existe, en algún lugar, un muro invisible, que separa al sector de los “delincuentes” y “falsificadores” de otro sector de la gente “educada” y que viste bien. He convivido muchos meses con una familia de bolivianos que fabrican camperas “Adidas” y su mayor deseo era que se les reconozca como habilidosos, que tienen un emprendimiento económico y que trabajan mucho. Como en la sociedad de la “gente educada” (uso palabras de mis entrevistados). Acceso y reconocimiento son dos necesidades subjetivas muy generalizadas.
–¿Hubo algo en particular que lo haya impactado en el plano subjetivo?
–Me ha impactado el nivel de aspiraciones personales que existe en La Salada. Es realmente una economía que funciona, si dejamos por un momento de lado las cuestiones negativas. Para mi trabajo también he entrevistado a productores de indumentaria “legal” y el contraste era notable. En un lado, el mundo legal, sólo había incertidumbre y pronósticos poco auspiciosos. En el otro lado, esperanza y gente creyendo que podrían seguir progresando indefinidamente. Algo así como un sueño americano en el Conurbano. Definitivamente dos países, entrelazados, pero con representaciones completamente diferentes de cómo será el futuro.
–¿Qué distingue al robo de autos y su desguace de otros delitos para que tenga tanta estructura?
–Es un mercado ilegal como otros. Yo lo he investigado porque quise innovar ofreciendo información sobre un tema del que no se sabe nada. Pero este mercado es un claro ejemplo de tolerancia a la ilegalidad, se evidencia en la alta demanda de autopartes que, en definitiva, mueve el mercado. A todos los mercados ilegales los mueve la demanda y no la oferta. Es un mercado que presenta muy buenas cifras de robo ya que los damnificados siempre hacen la denuncia para poder recibir el dinero del seguro. Es un caso en el que existen muchos ex policías, especialmente trabajando para las “recuperadoras” que tienen las aseguradoras. Este mercado es muy sensible a los tipos de gestiones de “seguridad” ciudadana. Las cifras de robos muestran que existió una considerable reducción cuando las autoridades políticas decidieron gobernar el problema de la seguridad y no dejarlo –ni la caja– en manos de la policía.

martes, 6 de octubre de 2015

El arte es una de las pocas cosas con que se llega a Dios



Padre Ugo de Censi Ugo de Censi nace el 26 de enero de 1924 en Polaggia, Italia, pequeño pueblo de la provincia de Sondrio. 

Procedente de una familia humilde y sencilla, es educado junto a sus cinco hermanos en el amor a Dios y al prójimo, tanto es así que, siendo aun muy jóvenes, él y su hermano Ferruccio deciden ingresar al seminario. 

En 1940, a los dieciséis años, muere su madre Ursula. En 1949, la tuberculosis ósea afectaría su vida para siempre, obligándolo a transcurrir un largo periodo en el hospital de Santa Corona, cerca de Génova. Tres años más tarde, el ocho de marzo de 1952, es ordenado sacerdote salesiano y su vida se convierte en un largo peregrinaje de prédica del evangelio, de caridad y de amor al prójimo. 

El Padre Ugo es fiel devoto de San Juan Bosco, fundador de la Congregación Salesiana y tiene, al igual que él, un gran amor por las actividades con los jóvenes. En 1955, empieza a trabajar con los muchachos del Centro de Arese; hogar de jóvenes difíciles, sin familia y con problemas de conducta. 

Es una etapa importante en su vida: El estar con estos chicos templa su carácter. En 1960, es nombrado asistente espiritual de los oratorios de Lombardía y de Emilia y, convencido que no puede trabajar con los muchachos en un lugar cerrado como una oficina, convoca en las vacaciones a los catequistas a escalar las montañas en "Val Formazza" para hacerlos estudiar y prepararlos en una visión y un camino que entenderían mucho después. 

En 1966, después de diez años de permanencia misionera en Brasil regresa a Italia el Padre Pietro Melesi y le comenta las dificultades que encuentra en su trabajo a favor de los pobres en Mato Grosso. El Padre Ugo lanza entonces a sus muchachos esta propuesta: ¿"Porqué no vamos a ayudarlo?" Era el ocho de julio de 1967 cuando el primer grupo de jóvenes misioneros parte hacia el Brasil. 



El Padre Ugo no pudo acompañarlos debido a la TBC ósea, y mientras es internado en el hospital de Santa Corona, sus jóvenes parten a esta primera Misión. Desde su lecho de hospital, sigue paso a paso el trabajo.


Les escribe, les aconseja, les guía; así nace la "OPERACIÓN MATO GROSSO".


"En los años sucesivos, la OMG amplía su radio de acción más allá del Brasil, abriendo misiones en Ecuador y Bolivia, creándose en 1975 la primera Misión en Perú. En 1976, el Padre Ugo se instala definitivamente en el Perú como Párroco en la parroquia de Chacas, perteneciente a la prelatura de Huari, en donde es obispo Monseñor Dante Frasnelli.


El deseo de Dios cada vez más fuerte y sufrido es la motivación fundamental que lo empuja a entregarse completamente a los jóvenes y a los pobres. Su vida tan sacrificada, intensa, llena de afecto brindado y recibido, es un ejemplo que influye en muchos jóvenes que desean imitarla y seguirla, llegando a tomar decisiones muy serias, como el sacrificio de trasladarse desde Italia con la familia para establecerse en poblados de la sierra muy pobres, u otras, como aquellas de quienes toman el camino del sacerdocio."

Alone in the Wilderness El carpintero de Alaska



Richard Proenneke








Richard Louis Proenneke





Información personal


Nacimiento

4 de mayo de 1916

Estados Unidos, Iowa


Fallecimiento

28 de abril de 2003, 86 años

Estados Unidos, California


Causa de muerte

Accidente cerebrovascular


Nacionalidad

estadounidense


Información profesional


Participó en

Segunda Guerra Mundial


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Richard Louis "Dick" Proenneke (4 de mayo de 1916 - 28 de abril de 2003) fue un naturalista estadounidense que vivió en soledad en las altas montañas de Alaska, en un lugar denominado Twin Lakes. Viviendo en una cabaña construida por él mismo, Proenneke realizó valiosas mediciones y grabaciones relacionadas con la meteorología y otros fenómenos naturales.

Vida


Sus padres se casaron en 1909, o principios de 1910, y tuvieron seis hijos. El año de nacimiento de Richard se sitúa a menudo en 1917, pero según datos del censo y de la seguridad social, lo cierto es que nació en Iowa en 1916.


Proenneke sirvió como carpintero en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Fue en esta época cuando contrajo fiebre reumática, lo que le obligó a permanecer postrado en cama durante seis meses. Según Sam Keith, amigo suyo, esta enfermedad influyó mucho a Proenneke, que decidió dedicar el resto de su vida a fortalecer y mantener sano su cuerpo.


Después de dejar el ejército, Proenneke estudió para convertirse en mecánico de motores diésel. La combinación de su inteligencia, su adaptabilidad y su fuerte ética respecto al trabajo, lo convirtió en un mecánico experto. Aunque bastante hábil en su oficio, Proenneke sucumbió a la llamada de la naturaleza y se marchó a Oregón para trabajar en un rancho de ovejas. Finalmente, se mudó a la isla de Shuyak, en Alaska, en 1950.


Durante algunos años trabajó como operador de maquinaria pesada y reparador en la base naval de Kodiak. Proenneke pasó los siguientes años trabajando a lo largo del estado de Alaska como pescador de salmón y mecánico. Sus habilidades como mecánico eran bien conocidas e intensamente requeridas, lo que le permitió amasar una pequeña cantidad de ahorros con los que retirarse. Proenneke se instaló entonces en Twin Lakes.
Retiro


El 21 de mayo de 1968, Proenneke llegó a su nuevo lugar de retiro en Twin Lakes. Antes de llegar a los lagos, hizo los arreglos pertinentes para usar una cabaña en el lago superior deTwin Lakes, propiedad de un capitán de la marina retirado, Spike Carrithers, y de su esposa, que dejaron esta propiedad al cuidado de Proenneke. Esta cabaña estaba bien situada en el lago, cercana al sitio donde Proenneke decidió construir la suya propia. Su amigo Babe Alsworth, piloto de avioneta, regresaba ocasionalmente para traerle comida y determinados encargos de Proenneke.


Proenneke se mantuvo en Twin Lakes durante los siguientes 16 meses, momento en el que decidió regresar a casa por un tiempo con el objeto de visitar a sus familiares y asegurar más suministros. Regresó a los lagos en la primavera siguiente y permaneció allí durante los siguientes 30 años, abandonando el lugar ocasionalmente para visitar a la familia.
Muerte y legado


En 1999, a la edad de 82 años, Proenneke regresa a la civilización y vive los siguientes años hasta su muerte con su hermano en California. Muere de un ataque en 2003 con 86 años. Donó su cabaña al servicio de parques y permanece como un lugar de visita en la remota región de Twin Lakes.


En 1973, Sam Keith publica el libro One Man's Wilderness: An Alaskan Odyssey, escrito a partir de los diarios y fotografías de Proenneke. En 2005, algunas de las películas realizadas por Proenneke comienzan a emitirse en televisión. Principalmente consisten en escenas en las que aparece Proenneke llevando a cabo tareas alrededor de la cabaña, utilizando la canoa o caminando, y escenas de la vida salvaje, junto a la narración del propio Proenneke. Para grabarse a sí mismo, fijaba la cámara en un sitio, y entonces realizaba las tareas. Esto hacía necesario regresar a la ubicación de la cámara después de caminar o usar la canoa en la distancia.


También en 2005, el servicio de parques naturales y la Alaska Natural History Association publicaron More Readings For One Man's Wilderness, otro volumen de los diarios de Proenneke. Este libro cubre los años en los que el parque natural fue establecido. Proenneke tuvo también una estrecha relación con el servicio de parques naturales, ayudándoles con grabaciones en vídeo de zonas sensibles y la notificación de la presencia de cazadores furtivos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Proenneke

Noruega busca 30 carpinteros españoles



DOS MILLONES DE ESPAÑOLES ENVÍAN DINERO DESDE EL EXTRANJERO
Durante el pasado ejercicio se superaron los 5.700 millones de euros en remesas, el nivel más alto de la historia. Además de la crisis, la buena cualificación de los profesionales españoles hace que aumente la demanda en la Unión Europea.












Alicia Tortosa / Juan Novo | Madrid | 

En 3 años, casi medio millón de españoles han hecho las maletas en busca de trabajo. Son cerca de 2 millones ya los que, desde el extranjero, han enviado a sus familias más de 5.700 millones de euros durante el pasado año. Remesas de un 6% más que en 2010, el nivel más alto de la historia.

Ofertas para ingenieros en la República Checa, enfermeros en Francia o la última: se buscan 30 carpinteros y encofradores para Noruega. El salario es de 3.000 euros brutos mensuales y los trabajadores de este sector están dispuestos.

El número de españoles que viven en el extranjero ha crecido un 23% desde que comenzó la crisis. 
Una salida a Europa en busca de un futuro mejor.










  • Historias de carpinteros bolivianos


    lunes, 19 de marzo de 2012


    Los carpinteros son de pocas palabras, como todo artesano que tiene que resolver asuntos importantes que no permiten error alguno. Más cuando se utiliza herramientas delicadas como cepillo o el formón. En el taller del carpintero Juan, a la subida de la final Buenos Aires el ruido de la cierra eléctrica compite con la música a todo volumen que parece levantar aún más la polvareda de aserrín.

    Don Juan hace puertas, mesas y estantes. No ha incursionado en sillones y sillas porque, dice, se requiere las manos de talladores que hoy por hoy están cada vez más escasos. El oficio de carpintero es prácticamente un legado. Recuerda que su abuelo era dueño de las viejas herramientas que hoy sobreviven en el taller y que su padre las mantuvo casi como una reliquia. Su abuelo contaba historias de los viejos ebanistas que se agremiaban para conseguir posicionarse en el mercado y tener su propio sindicato.

    Muchos carpinteros se hicieron famosos por su fina obra y hasta se lograron convertir en verdaderos empresarios, dice don Juan envuelto en su viejo overol azul que, por cierto, ha perdido el color hace mucho tiempo. Cortez  y  franco, don Juan se sumerge en su obra y no da charla. Su padre la había aconsejado alguna vez, “sabes hijo…, la charla perjudica”, dice sin rodeos al periodista que intenta recoger su testimonio de cómo festejará su Día, este lunes. 

    Este día descansará, cierto, porque él mismo suele afirmar que los lunes hay que descansar todavía, porque trabaja hasta los días sábado.

    El Día del carpintero es parte de esta jornada que permite algunas licencias como las de traer a colación, por ejemplo el “micro-relato” del escritor uruguayo Eduardo Galeano respecto a este oficio maravilloso:

    “Orlando Goicoechea reconoce las maderas por el olor, de qué árboles vienen, qué edad tienen, y oliéndolas sabe si fueron cortadas a tiempo o a destiempo y les adivina los posibles contratiempos.

    Él es carpintero desde que hacía sus propios juguetes en la azotea de su casa del barrio de Cayo Hueso. 

    Nunca tuvo máquinas ni ayudantes. 
    A mano hace todo lo que hace, y de su mano nacen los mejores muebles de La Habana: mesas para comer celebrando, camas y sillas que te da pena levantarte, armarios donde a la ropa le gusta quedarse.

    Orlando trabaja desde el amanecer. Y cuando el sol se va de la azotea, se encierra y enciende el video. Al cabo de tantos años de trabajo, Orlando se ha dado el lujo de comprarse un video, y ve una película tras otra.

    No sabía que eras loco por el cine le dice un vecino.

    Y Orlando le explica que no, que a él el cine ni le va ni le viene, pero gracias al video puede detener las películas para estudiar los muebles”.

    El Diario/Bolivia

    Pinturas,barnices,lacas,esmaltes,al agua,ecológicas,simples,limpias







    Cómo vencer la procratinación

    30 Ideas para vencer la procrastinación de una vez por todas

    ¿Estás cansado del hábito de postergar? Si es así, vamos a ver ideas para quitarnos el yugo de la procrastinación.
    vencer la procrastinaciónLa procrastinación consiste en dejar a un lado lo que hay que hacer para sustituirlo por otra cosa más apetecible o sencilla, como ya sabes.
    Y nosotros lo que pretendemos es terminar pronto y lo mejor posible con la obligación para concentrarnos después en la devoción.
    ¿Te apuntas? Ahí van las propuestas:

    1. ¡A mover el cuerpo!

    Cuando estás sentado la mayor parte del día, las energías se te van por el sumidero y el estado de ánimo, también. Unos estiramientos o bailar un par de canciones bastan para despertar las endorfinas, aunque lo ideal es hacer algo de ejercicio físico de manera regular.

    2. Recordatorios de apoyo

    Si te sirve, puedes configurar alertas en tu ordenador o en tu teléfono móvil para que te recuerden que… ¡tienes que estar trabajando!

    3. El compañero de fatigas

    Si tienes problemas para hacer lo que tienes que hacer, busca a alguien en una situación parecida. La motivación a dúo funciona.

    4. Compromiso público

    Si a alguien le anuncias que vas a realizar un trabajo, esa presión te crea la urgencia de ponerte manos a la obra. ¿No funciona? Espera, que hay más.

    5. La creatividad como impulso

    Hacer algo creativo a lo largo del día (tu hobby, por ejemplo) afecta de manera positiva a tu estado de ánimo y eso ayuda a la hora de empezar con el trabajo duro.

    6. Madrugar

    La quietud del amanecer es estupenda para concentrarse y avanzaren las tareas más penosas. Te las quitas pronto de en medio y eso es una alegría.

    7. Irse a dormir temprano

    Obvio, cuando se madruga. Si eres un ave nocturna, acuéstate cuando te plazca, pero asegúrate de dormir lo que tu cuerpo necesita.

    8. Despejar el paisaje

    La limpieza da tranquilidad. Dedicar unos minutos cada día a organizar y eliminar lo que está estorbando no es una pérdida de tiempo. Después se trabaja mejor.

    9. Desenchufar la televisión

    Horas para ver la tele, las justas, que hay mucho por vivir.

    10. Ponerse… ¡ya!

    Ponte con el trabajo de inmediato: sin pensarlo, sin anestesia, sinexcusas ni quejas. ¡Ahí voy!
    Una vez trabajando, muchas veces te das cuenta de que no era para tanto.

    11. Reservar hueco en la agenda

    Si llega una tarea obligatoria, ponle día y hora en tu agenda. Créale una parcela específica donde no quepa otra cosa. ¡Y a cumplir!

    12. Acotar el tiempo

    Cuando tienes por delante una tarea más larga que un día sin pan, fracciónala, córtala en trocitos. Por ejemplo, puedes usar la técnica pomodoro.

    13. TU SISTEMA de trabajo

    Tú, que te conoces bien, organiza tu horario, tu esquema de trabajo y las herramientas que utilizarás. Crea tu sistema personalizado.

    14. La eficaz lista de tareas

    La popular lista de lo que hay que hacer puedes incluirla en tu sistema. Motiva bastante ir tachando las tareas concluidas.

    15. No revisar el correo electrónico

    En todo caso, unos minutos al iniciar o al terminar la jornada, a menos que sea vital para tu trabajo que lo hagas.

    16. Desconectarse de las redes sociales

    Lo mismo que lo anterior.

    17. Monitorear el tiempo

    Fíjate bien en qué debilidades te impiden cumplir con tu trabajo para ponerles remedio. ¿Dónde se te está yendo el tiempo?

    18. Automatizar

    Si existe la posibilidad de programar algo para que se haga por sí solo, hazlo. Esto vale, sobre todo, para determinadas tareas que se hagan con el ordenador.

    19. Delegar

    No te eches más trabajo de la cuenta encima. Esto se ve, por ejemplo, en la organización del hogar. Plantéate un reparto de tareas.

    20. Que suene la música

    Un recurso sencillo, tanto para ponerte las pilas como para ayudarte con la concentración.

    21. Vencer el miedo

    A menudo se procrastina por miedo a hacer mal el trabajo. Es demasiado difícil. Identifica cuál es tu miedo y plántale cara.

    22. Huir de la perfección

    Libérate de la necesidad de hacer de la tarea una obra de arte.Simplemente, hazla; revisa después los flecos y punto final.

    23. El momento presente

    Estar en lo que hay que estar, con todos los sentidos puestos en lo que se está haciendo, tanto si se trabaja como si se descansa, puede ser complicado, pero se perfecciona cuanto más se practica.

    24. Las metas del día

    Cuando comienza tu día, decide qué tareas vas a realizar (que no sean demasiadas) y no te salgas de ahí, salvo que haya un imprevisto.

    25. Trabajar menos

    El exceso de trabajo es otra razón por la que se procrastina. Si es necesario, libérate de unos cuantos compromisos, obligaciones y tareas.

    26. Descansar

    También se procrastina por cansancio. Ten claro que quien no descansa, no produce. Por eso, deja de ser un tirano contigo mismo y date tus merecidos respiros.

    27. La diversión

    Por paradójico que resulte, si no te diviertes y realizas actividades placenteras a diario, serás propenso a hacerlo cuando estés trabajando. Ya sabes…

    28. Desconectar

    Desconectar del mundo para conectar contigo. Crea tu búnker antiestrés dedicando unos minutos diarios a relajarte olvidándote del ruido exterior. ¿Qué tal 15 minutos de meditación? Es un ejemplo.

    29. No a la resignación

    Retira frases como: Yo soy así. Soy vago de nacimiento. No puedo cambiar.
    Si quieres acabar con la procrastinación, puedes hacerlo. Sólo inténtalo, cuantas veces sea preciso, y ve probando hasta dar con lo que te funciona.

    30. Premiarse por lo bien hecho

    Sabe a gloria terminar un trabajo pesado. Ya es un premio por sí solo. Pero, además, podrías darte una auto-recompensa proporcional al esfuerzo.
    Te lo mereces y eso te motivará la próxima vez que sientas la tentación de aplazar el trabajo. :)

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    lunes, 5 de octubre de 2015

    Vilém Flusser: angustia y esperanza de la imagen




    Filosofía. El pensador checo-brasileño previó la transformación de las formas de comunicación: la escritura será víctima de esta revolución visual, anticipó.

    POR MARIANA DIMOPULOS





    Siempre hubo autores proféticos. Algunos fueron poetas, otros escribieron utopías, más tarde ciencia ficción; unos pocos hicieron teoría del futuro. Este es el caso del teórico de los medios Vilém Flusser. Si el valor de un autor profético se midiera menos por la deducción de sus conclusiones que por el grado de acierto de sus predicciones, Flusser se contaría entre los más eximios. En 1985 pronosticó la interconexión mundial de Internet y el predominio en nuestra vida de las pantallas. Estaba convencido de que la humanidad atraviesa una revolución en el conocimiento, la ética, la política y el arte. Que a esa revolución nos resistamos es entendible. El mundo por venir puede inspirar angustia, aunque también esperanzas.

    Esos pronósticos, que no eran sus primeros, quedaron plasmados en el libro El universo de las imágenes técnicas (Caja Negra). Lo que allí leemos como futuro es algo que nosotros en parte ya estamos viviendo: que el correo sería sustituido por el “teletexto”, que llegaría el “videófono” a ocupar el lugar del teléfono, que el diario se convertiría en “videodisco” al igual que el libro y, por último, que toda información sería almacenable en memorias indestructibles.

    Según sus predicciones, esta revolución dará por resultado el reino de la imagen técnica, que pasa a ocupar el antiguo trono del texto como medio de información. Los hombres apenas futuros, los “nietos” de Flusser, vivirán desinteresados de la esfera de los objetos, concentrados en sus pequeñas pantallas, con la punta de los dedos –y por supuesto, los cerebros interconectados en un supercerebro como la herramienta principal del cuerpo. Aunque esta visión de la humanidad, que da vuelta la espalda también a la sexualidad y al alimento, reduciéndolos a funciones mínimas de supervivencia del colectivo humano, pueda parecer atemorizante, lo es sólo por resultar nueva. Sus posibilidades son también las de la libertad creadora.

    En cierto sentido, la vida de este teórico de los medios propició algunas formas de su pensamiento, que abreva de diversas fuentes. Procedente de Praga y del judaísmo, con la lengua checa y el alemán como herramientas, se exilió en Brasil huyendo de los nazis. Su familia, que quedó atrás, fue asesinada. En Brasil fue profesor universitario, dedicado a la teoría de la comunicación. Escribió principalmente en portugués y en alemán, aunque también en inglés y francés. “Mi domicilio es en cuatro idiomas”, resumía. Hacia el final de su vida, un nuevo exilio lo llevó a Italia y luego a Francia, donde vivió sus últimos años. 

    Su modo de producción es similar a un cruce: sus referentes van de la filosofía de Husserl a la teología de Buber, pasando por la etimología algo laxa de las lenguas que manejaba y ciertas teorías de la física de su tiempo. De ahí que uno de los principios de los que parte en su libro sobre las imágenes técnicas, que fue pensado como complemento del famoso Para una filosofía de la fotografía (La marca), sea el segundo principio de la termodinámica: la tendencia del universo a la muerte térmica. 
    Todo ocurre bajo la ley general del agotamiento de probabilidades. 

    Estas reflexiones de inspiración científica, como bien señala Claudia Kozak en su prólogo a El universo de las imágenes técnicas, están más cerca de la divulgación que de una discusión en profundo. En las extrapolaciones de Flusser, la sociedad entendida como intercambio de información aparece entonces en una dimensión cosmológica: el destino humano y social se mide con los parámetros del universo.

    Por eso, para entender la gran revolución técnica del presente hay que hacer algo de genealogía. En un texto de 1991, año en el que murió en un accidente de auto cerca de Praga, su ciudad natal, Flusser ofrece un racconto de la historia humana según estas revoluciones: primero fueron las imágenes de las cuevas, luego la escritura lineal, más tarde la invención del alfabeto. La primera revolución moderna fue, por supuesto, la imprenta. 

    Y ahora estamos viviendo la segunda con la invención de la computadora. Si antes era la elite letrada la que guiaba a los legos, ahora son los especialistas en software y los analistas de sistemas quienes componen la nueva elite de programadores. 

    Aunque el “programa” no es sólo el de las computadoras y el de la máquina fotográfica; también hay un programa de los programas, que va definiendo la vida de los hombres. Este determinismo tecnológico, que es parte de la futurología de Flusser, no es absoluto. Si bien todo adquiere una cierta irreversibilidad, el teórico checo-brasileño deja una puerta entreabierta a la reacción humana. Su corolario: sólo cuando seamos conscientes de que estamos determinados podremos reaccionar ante esta determinación.

    En este nuevo mundo, la información circulará exclusivamente en forma de imágenes sintéticas, concebidas por los imaginadores y producidas por aparatos automáticamente. La opacidad del aparato para quien lo utiliza es lo que Flusser llamó “caja negra”, pensada según el modelo del fotógrafo frente a la cámara. 

    Estos aparatos ya no representan el mundo sino que lo proyectan y le dan forma, lo programan y también a nosotros. Entendida como mero fenómeno de la técnica, la “caja negra” de los aparatos no nos importa. Sólo lo que resulta de ella: la imagen digital que nada tiene por detrás, que es puro cálculo. De ahí que Flusser convoque a un “elogio de la superficialidad”.

    Pero toda revolución se cobra sus víctimas. En la vaticinada por Flusser, la víctima de las imágenes será la escritura. 

    Y con ella, la historia misma. Por eso, vivimos ya en la era de la poshistoria. 
    Una vez que se termine la linealidad con la que leemos –una palabra va necesariamente tras la otra, línea por línea, en el orden de la sucesión– pasaremos a un orden social de las imágenes técnicas en donde el tiempo y los cuerpos serán secundarios. 

    Este proceso ya se introdujo, según Flusser, con la invención de la foto. Terminará en la sociedad telemática de los “nietos”, con las pantallas minúsculas como terminales de información, los cerebros conectados y un orden masificado, similar al del hormiguero por su forma de mosaico, por su horizontalidad. 

    El yo no será más que un nudo de interconexiones. 

    En resumen: estamos a punto de adquirir un nuevo nivel de conciencia. En él, las imágenes sintéticas como terminales de información surgen a partir de un diálogo entre las memorias artificiales (las computadoras) y las memorias humanas. 
    Que la estructura sea dialógica muestra en parte lo que Flusser le debe a las teorías de la comunicación. En el futuro, distinguir entre el estado onírico y el estado de vigilia será una tarea absurda. 
    El horizonte dibujará un puro campo de virtualidades.

    Aunque la recepción de los trabajos de Flusser fue entusiasta en los años 80, su lenguaje algo equívoco y el hecho de que su producción haya quedado por mucho tiempo dispersa hicieron que su obra fuera conocida a medias y que las reacciones hayan resultado ambivalentes. Pero nadie puede negar la certeza de algunas de sus predicciones y la urgencia de su reclamo: no mirar de costado el gran desarrollo de los medios y su impacto en la vida cotidiana, así como su poder de dar forma e información. 

    Que esto signifique el fin de la historia es la más polémica de sus conclusiones, por no decir paradójica. 
    Pero la polémica era, precisamente, uno de sus objetivos. 
    Y sus textos mayores, ahora en Argentina, dicen que lo ha logrado.

    domingo, 4 de octubre de 2015

    Amor al arte


    Sonido de lluvia y animales del bosque

    TALLER COLLITUE - Serie Documental Artesanías del Maule 1era Temporada

    The EY Exhibition: The World Goes Pop

    William Morris "Arts and Crafts"



    William Morris
    (Walthamstow, Londres, 1834 - Londres, 1896) Escritor, reformador social, diseñador y artista inglés que a través de su obra literaria, teórica y artística intentó la renovación de la cultura recuperando el espíritu de las artes y oficios medievales. Como diseñador y artesano, su obra ejercería gran influencia en el diseño de libros, en el arte de la impresión, en las artes visuales y en el diseño industrial del siglo XIX. Su ideario social, de signo utopista, quedó recogido en escritos teóricos y en novelas como Noticias de ninguna parte (1890).

    Hijo de un comerciante que se había enriquecido en la industria mecánica apenas introducida en la Inglaterra victoriana, y combatida siempre por el mismo Morris, que la consideraba causa de las inhumanas condiciones de vida de los obreros, realizó sus estudios en Oxford, tras una tranquila infancia pasada entre bosques y prados y una severa adolescencia en el colegio.

    En Oxford conoció al pintor prerrafaelista E. Burne-Jones, cuya romántica religiosidad había de producir en él crisis místicas, pronto dominadas por la reflexión y por su amor a la vida. Su pensamiento quedó definido de 1853 a 1855. La fuerte influencia producida sobre él por la predicación de J. Ruskin, y su descubrimiento del gótico en las catedrales de Francia e Inglaterra lo orientaron hacia un "retorno al gótico", basado en razones sociales de carácter libertario, y por ello laico. Fue ésta la más original característica de su ideología, que, en el terreno político, desembocó en su adhesión al Manifiesto de Marx.

    Las libres asociaciones corporativas de los trabajadores, y no las catedrales, fueron el motivo fundamental de su elección de la época gótica como período ejemplarmente humano y del que era preciso recuperar el sistema de producción artesana ("...un arte hecho por el pueblo y para el pueblo constituye la felicidad de quien lo crea y de quien usa de él..."); recalcaba con ello su aversión a la máquina. Su ideario estético y social proponía acabar con la distinción entre "el gran arte" y "las artes menores", revitalizar el trabajo manual y promover y realizar un arte para toda la sociedad y no sólo para las élites. Frente al trabajador industrial, que no tenía ningún contacto personal con sus materiales, el artesano medieval sentía, según Morris, el trabajo como alegría y como belleza. Por todo ello fue calificado de utopista y visionario.

    En 1861, con un grupo de amigos, entre ellos Rossetti y Burne-Jones, fundó la empresa de decoración Morris, Marshall, Faulkner & Co., que se dedicó a la producción de vidrieras, tapices, alfombras y artículos de artesanía en general, diseñados por los propios artistas y confeccionados manualmente. El grupo de los "prerrafaelistas", que le habían precedido en el mismo combate, colaboró después con él en el laboratorio de arte aplicada y adorno llamado "Arts and Crafts", lo mismo que en el movimiento que lo continuó; Morris había derrochado en esta obra su propio dinero, pero la empresa, idealista y prácticamente paradójica, fracasó; su nombre, sin embargo, se había hecho famoso. Fue entonces cuando Morris bajó a la calle, dedicándose a la lucha social, mientras, por otra parte, brillaba por sus trabajos literarios.

    Había comenzado en 1854 a escribir poesías, y en el año 1858 publicó una colección de ellas, La defensa de la Reina Ginebra y otros poemas. Éste fue por cierto también el tema del único cuadro de su obra pictórica, La reina Ginebra, que responde a la perfección a los ideales del grupo prerrafaelista. En 1867 publicó La vida y muerte de Jasón, epopeya que narra las peripecias de los argonautas. El Paraíso terrestre(1868), considerada por J.L. Borges la obra mayor de Morris, consta de una serie de poemas narrativos basados en fuentes clásicas y medievales.

    En el prólogo, titulado "Los Vagabundos", canta a "ciertos nobles marineros noruegos" que van rumbo a Occidente buscando el paraíso terrestre y, llegados a una ignota tierra, viven allá en medio de una gente extraña, y allá mueren. Por ellos y por sus huéspedes se suponen cantados los 24 poemitas, puestos alternativamente en boca de uno de los ancianos de la ciudad y de uno de los navegantes. Son poemas de naturaleza novelesca, inspirados en leyendas clásicas y góticas: "Atalanta", "El hombre nacido para ser rey", "La suerte del rey Acrisio", "La historia de Cupido y Psique", "El amor de Alcestes", "Mirando al halcón", "Los amantes de Gudrun" (el más notable), etc. Los poemas están escritos en la llamada rima real, esto es, en estancias de siete versos, que Morris imitó de Chaucer.

    En 1875 logró llevar a término la larga y ardua empresa de traducir en versos ingleses la Eneida; en 1887 hacía lo mismo con la Odisea. Mientras tanto había aparecido, en 1876, un largo poema épico suyo, La historia de Sigurd el volsungo y la caída de los Nibelungos. Continuaba, además, su trabajo de decorador, construía vidrieras, muebles, tapices, y realizaba una apasionada vida de agitador: escritos, conferencias, mítines y manifiestos se sucedían sin interrupción.

    En 1885 fundó la Liga Socialista y dirigió un diario de la misma, The Commonweal; pero, poco a poco, se convenció de que su buena fe era incompatible con la vida política. Abandonó entonces la Liga, apoyándola, sin embargo, románticamente hasta su muerte. De estos años son sus trabajos de tema social: dos novelas (una de ellas utópica, Noticias de ninguna parte) y los Chants for Socialists, que son una historia del socialismo. Pero su actividad fue absorbida más tarde por la Kelmscott Press, un taller para la impresión y encuadernación de libros a mano que había fundado en el año 1890, y que constituyó una de sus realizaciones más logradas e importantes. Amó ese trabajo más que cualquier otro, y lo atendió, ya pobre, hasta su vejez; todavía en su lecho de muerte le llevaban pruebas de imprenta para corregir.

    Muchos críticos opinan que con Noticias de ninguna parte (1890) trascendió la narrativa de su tiempo, desarrollando su inclinación futurista y política y su imaginación redentora a través de una utopía rural; en cualquier caso, Morris legó en esa novela la visión del futuro que hubiera deseado para la humanidad. En la obra, después de una animada discusión sostenida en el círculo sobre el porvenir de la sociedad, el autor se duerme y despierta en la sociedad del año 2000; en tal época futura, el progreso de la civilización está concebido como una vuelta a la sencillez casi primordial de la vida; las máquinas y la velocidad espasmódica han sido abolidas y olvidadas en la serena paz de la vida campestre. El urbanismo ha sido combatido, y se han demolido los barrios miserables. La nivelación social es absoluta, pues todos trabajan por el solo gusto de crear lo que es necesario y todos disfrutan de la abundancia.

    Un joven, Dick, se ofrece como guía al autor, extrañamente vestido, y le lleva a un comercio donde unos niños le dan una túnica y una capa de alegres colores. Él se encuentra con dificultades para pagar, pero nadie demuestra comprender sus gestos, pues ya no existe la moneda; a Dick se le ocurre entonces conducir al forastero al lado de un pariente suyo muy anciano, Hammond, que quizá pueda explicarse mejor que él. En el diálogo que sigue, se pasa revista a los principales problemas sociales y políticos. Morris expone, a través de las respuestas del viejo, sus soluciones utópicas y al mismo tiempo los defectos y males del siglo XIX. Admitido el principio de que la recompensa del trabajo es la vida, la alegría de crear, y que la necesidad de trabajar es natural como el instinto de procreación, Hammond exalta la artesanía, en la que se afirma la individualidad artística, y recuerda con horror haber oído hablar a sus mayores de la existencia de inmensas fábricas donde la contribución humana era puramente mecánica.

    Después de la visita a Hammond, el joven Dick y su novia Clara llevan a Morris junto con algunos amigos suyos a las faenas y fiestas de la trilla. El viaje se hace en barca por el Támesis, donde encuentra intactos los antiguos nombres de los pequeños pueblos bien conocidos por él. Cada noche duermen en una de las aldeas a orillas del río y en todas partes son recibidos como antiguos amigos. En una de estas etapas, Morris se enamora de una muchacha, Ellen, que se siente atraída por el forastero, venido, según cree ella, de lejanas y misteriosas tierras. Marchan los cuatro, felices; pero llegados a su destino cerca de Hammersmith, cuando Morris se dirige a la cena, de repente advierte que ve sin ser visto y lee en las facciones de la hermosa Ellen la tristeza por su desaparición; una nube oscura le envuelve y, al volver a la luz, se encuentra en su estancia de Hammersmith, precisamente donde se habían dirigido para la trilla. El autor se siente triste y solo, pero el recuerdo de la visión es tan neto y vivo, que piensa que debe darla a conocer para tratar de instaurar lentamente la nueva era de la nivelación, de la felicidad tranquila y serena.

    El presupuesto básico de dicha concepción utópica es la firme confianza, alimentada por Morris y por los principales escritores ingleses de utopías (Kendall, Huxley), en la bondad innata del hombre. Esto es para los utopistas un lugar común; Morris se diferencia de los demás por el arte con que hace casi convincente la realización de su utopía, reconociendo la necesidad de un largo período de transición para alcanzar dicha era de feliz ingenuidad, cuyos caracteres son delineados con magistral ligereza de toque.